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Crisis social y cuestión nacional.
Por Picarralero67 - Cheneral-Autualidá, Pulitica d'Aragón - 23/Dic/2014
Entre los nacionalistas aragoneses cunde la idea de que, en la actual coyuntura de crisis, sacar a colación la cuestión nacional equivale a hablar de algo que no interesa. Que lo que ha de primar en nuestro discurso es la cuestión social. La situación social es insostenible y antes de afrontar el problema de la recuperación de la soberanía, hay que dar de comer al Pueblo.
En el mundo de la opinión, los propagandistas del neoliberalismo han sido sustituidos por los del keinesianismo. Es normal, estamos ante lo que se llama “una crisis keinesiana”, similar a la producida en 1929. Como consecuencia, la opinión en general ha girado a la izquierda. Lo prioritario ya no es el beneficio de las empresas, sino abordar los problemas de la gente. Obviamente, eso es bueno. Pero no todo el keinesianismo ha de ser bueno, o no todo pensamiento keinesiano responde a nuestras necesidades.
En España todos los pensadores keinesianos coinciden en que España ha de salir de la crisis no con la mejora de la productividad sino con la extensión de actividades económicas intensivas en mano de obra. No lo dicen, pero eso equivale a plantearnos competir con Marruecos y Bengala en la producción industrial. Para ello se insiste en mantener bajos los salarios, ya sea sin subir el SMI, si no se cuestiona la pertenencia a la zona euro; bien planteando sacar a España del euro y devaluar consecuentemente la moneda.
España tiene un 25% de paro, un 15% de los trabajadores tienen un contrato a tiempo parcial y un 20% son eventuales, 10 millones de 16 millones de la población activa cobramos menos de 14.000€ brutos al año, un 35% de los niños están en la pobreza, esto es, tienen una renta por debajo de la mitad de la media, las 20 familias más ricas acaparan la misma riqueza que los 16 millones de ciudadanos más pobres. Hay un 30% de la economía en el “sector informal”; o sea que no paga impuestos por la realización de sus actividades económicas legales, luego están las actividades económicas ilegales. Estas cifras se agravan cuanto más al sur y al oeste nos dirigimos en el mapa del Reino de España.
Es normal pues que, desde Andalucía, Julio Anguita clame por la salida de España del euro, la devaluación de la moneda y el impago de la deuda pública, después de todo, por ejemplo en Cádiz tiene un 40% de economía sumergida, un 35% de paro … y los bares están llenos y por un euro te dan una caña con su tapa. Pero ¿sería bueno para Aragón lo que parece que sí es para Andalucía?
En Aragón las cifras son siempre, 5, 10, o 15 puntos porcentuales mejores que la media española, a pesar de que tenemos una absurdamente cerrada a las mercancías por ferrocarril frontera norte, el peso específico de la industria es superior a la media española, la agroindustria empieza a desarrollarse con fuerza, la agricultura está más modernizada que la media española. Es de destacar que los niveles de fraude fiscal son los más bajos de España (también tenemos el mayor número de inspectores de Hacienda por habitante), Aragón aporta significativamente más al Estado de lo que recibe, y sin trampas como Madrid.
Como consecuencia, sin salirse del marco keinesiano, Aragón podría, perfectamente, apostar por salir de la crisis por la vía del aumento de la productividad y no del trabajo barato. Pero para ello nuestro gobierno necesita disponer de los recursos fiscales que producimos. Existe esa posibilidad: el desarrollo de los artículos 108 y 109 del Estatuto de Autonomía de 2007 podrían significar, de hecho, que Aragón gozase de un estatuto fiscal similar a, por ejemplo, el navarro.
Y en esa dirección parecían encaminarse nuestros legisladores con la Ley de Derechos Históricos de Aragón, intentando, de alguna manera, impulsar una especie de “Amejoramiento del Fuero Aragonés”. Pero el Gobierno de España les ha devuelto a la realidad: la disposición adicional primera de la Constitución de 1978 es sólo para vascos y navarros, Aragón no tiene derecho a ello. Nuestros ingenuos legisladores se han creído el cuento ese de que España fue fundada por la unión de Castilla y Aragón con los Reyes Católicos. ¡Por favor! Aquél matrimonio dio lugar a tan sólo una unión dinástica, no a una nación española que no estaba ni en los sueños de Fernando II de Aragón. Por el contrario Aragón pertenece al Reino de España ¡Por Derecho de Conquista! Así lo dejó escrito negro sobre blanco Felipe V de Borbón en el Decreto de Conquista, en 1707 y lo ratificó con los Decretos de Nueva Planta de 1714, que fueron sancionados internacionalmente con los Tratados de Utrech de ese año. Los mismos que otorgan la soberanía sobre Gibraltar a la Corona Británica. Pero no por ello el nacionalismo castellano-español ha renunciado a la misma, pues nada hay inmutable ni irreversible.
Por eso, hoy está bien claro para todo aragonés con ojos en la cara que los aragoneses necesitamos volver a ser un Estado, que debemos recuperar nuestra soberanía económica y fiscal para salir de la crisis mejor que cuando nos metieron en ella, con mayor competitividad y más unida al norte de Europa. Eso o, como dijo el gran Ángel Samblancat, resignarnos a continuar siendo “la mula de carga de España”.
Rafel Fleta Girón
Secretario General
Estado Aragonés.
Ponencias Asambleya Cheneral d’Estau Aragonés (Borradores) 3.- Análisis Sociopolítico.
Por Estau Aragones - Pulitica d'Aragón - 5/Nov/2013
3.- Análisis sociopolítico.
El Reino de España es un Régimen corrupto. La oligarquía financiera española ha utilizado la crisis de crédito, creada por ella misma, para transferir su deuda a las Administraciones Públicas. Ésta es la causa principal de que el conjunto de la administraciones públicas del Reino de España sufran en conjunto un déficit y una deuda que han impulsado al Gobierno del Reino a hacer unos recortes brutales en el Estado del Bienestar, que el crédito a las empresas haya colapsado, la morosidad esté en máximos históricos, mientras el paro se dispara y los salarios se hunden; el volumen de economía informal (“dinero negro”) sea el más elevado de la UE (el 20%) y donde prácticamente sólo pagan impuestos los consumidores con el IVA y los trabajadores con el IRPF. Todo ello en un contexto de bajos salarios y baja presión fiscal para el capital.
O sea, como se ha venido repitiendo, esta crisis es una estafa, una estafa perpetrada por la oligarquía financiera española, protegida por el corrupto Reino de España, contra los pueblos sometidos por ella. España es, así, de nuevo, “una cárcel de pueblos”.
Es cierto que tanto en Aragón como en España la indignación crece y ha habido manifestaciones y huelgas, sin embargo el Régimen se mantiene inamovible, los dos partidos que lo sostienen se mantienen firmes, sus estructuras, aunque debilitadas, son todavía suficientemente fuertes como para mantener a los sucesivos gobiernos: No hay que olvidar que esta situación ha sido propiciada por gobiernos tanto del PSOE como del PP, que han gozado en todo caso de amplio respaldo popular.
No sería justo decir que ambos partidos del Régimen son iguales. Mientras que el PSOE defiende ideas que podríamos definir como “liberal-progresistas”, progresistas en materia de derechos civiles y sociales pero neoliberales en materia económica; el PP es un partido que, aunque intenta asemejarse a los partidos conservadores europeos, tiene una profunda raíz nacional-católica, representando lo que se vino en llamar “franquismo sociológico”, que hoy defiende posiciones neoliberales en materia económica y social y ultraconservadoras en materia de derechos civiles.
Aragón tiene su propia “economía política”, que no está totalmente integrada con la española y por tanto, su mapa político varía: a las dos fuerzas políticas del Régimen, en Aragón hay que unir por un lado un grupo de izquierda federalista, IU, con una reseñable base social y que ha venido ejerciendo de “muleta” en los gobiernos del PSOE ; y dos partidos aragonesistas, cuyo programa político no ha trascendido del autonomismo enmarcado en la Constitución Española. Por otro lado, en Aragón la propuesta “de centro liberal” de UPyD no encuentra eco social.
El PAR -que surgió de una escisión del nacional-catolicismo aragonés en los años 70, como consecuencia del primer Proyecto de Trasvase del Ebro, todavía bajo el franquismo- fue evolucionando hacia posiciones más moderadas, supo actuar como bisagra entre ambos partidos del Régimen y llegó a definirse como “nacionalista”, pero se negó a dar el salto que le hubiese homologado a CiU o PNV. Mientras su base social más sólida, la pequeña burguesía rural aragonesa, languidece; la carencia de un discurso urbano, le hace languidecer con ella.
CHA surgió como una fuerza política nacionalista de izquierdas, que sí que había dado ese salto respecto del autonomismo del PSA, pero el crecimiento electoral que representó la utilización de José Antonio Labordeta como referente político, significó, sin embargo, una regresión ideológica: así, el aparato burocrático de CHA olvidó su inicial discurso rupturista con el Régimen, se acomodó en un autonomismo de izquierdas que le llevó a un 20% del voto, pero lo hizo a costa de expulsar a los sectores políticos más radicales y dinámicos, sobre todo en Zaragoza y dilapidó ese apoyo sustituyendo y/o acompañando a IU como “muleta” del PSOE. Hoy el autonomismo de los 70, del que Labordeta era el “último mohicano”, queda cada vez más lejos y es totalmente inútil para afrontar los nuevos retos del país.
La crisis se alarga, y va a continuar alargándose: aunque no se mantenga la recesión, el futuro crecimiento económico bajo este Régimen sólo será posible con otra burbuja financiera, pues esas son las condiciones de la estructura social que lo sustenta. Y eso es exactamente lo que quiere el PP: impulsar proyectos que reactiven al sector de la construcción, para que éste vuelva a hacer de motor económico, como Eurovegas en Madrid o la liberalización de la construcción en la costa. Y así volvemos a escuchar rumores que hablan de reactivar el proyecto de Trasvase del Ebro, mientras el gobierno espera que el sector exterior maquille las catastróficas cifras macroeconómicas.
En Aragón el PAR se mantiene sin discurso político, tan sólo sujeto por su red clientelar y su papel de bisagra.
El PSOE mantiene un discurso confuso, apoyando, más o menos tímidamente las reivindicaciones sociales mientras critica las mismas políticas que él mismo realizó cuando estuvo en el gobierno; pero no plantea un discurso alternativo. Da la impresión de que cedieron el testigo del gobierno al PP de buen grado, para que éste “se comiese el marrón” de la recesión, pero que cuando vuelvan otra vez intentarán combinar el neoliberalismo económico con el progresismo social.
La Izquierda Plural (dónde hay que incluir, de momento, a CHA) tiene un discurso keynesiano clásico: fiscalidad progresiva que permita mantener el Estado del Bienestar, integración europea con un BCE que preste dinero directamente a los Estados, crédito expansivo desde una banca pública y política activa de reindustrialización.
De los tres discursos hay que reconocer que el más racional es el de la Izquierda Plural, pero se encuentra con tres problemas irresolubles dentro del Régimen:
El primero es de carácter ideológico: el keynesianismo mostró ya sus limitaciones y, aunque sus métodos macroeconómicos y sus análisis cíclicos deben ser tenido en cuenta, necesitamos un nuevo discurso económico que no se centre en el crecimiento como un fin en sí mismo, y que integre conceptos, ignorados por Keynes, como soberanía alimentaria, consumo racional y sostenibilidad económica y medioambiental.
El segundo es que la oligarquía española mantiene de su parte a la mayoría de la clase media y clase trabajadora aragonesa, bien bajo el discurso nacional-católico del PP, bien bajo el discurso liberal-progresista del PSOE. La incertidumbre empuja a mucha gente a volverse conservadora y desconfiada del cambio.
El tercero es que la oligarquía financiera española y su corrupto Régimen, el Reino de España, nunca aceptarán nada que no sea una política económica abiertamente neoliberal.
En definitiva, hay que romper con la oligarquía financiera española y con el Reino de España, pues son las claves para resolver los otros dos problemas. En Aragón eso significa que los aragonesistas debemos abandonar viejos complejos y viejas recetas, debemos mirar en nuestra esencia, en el motivo de nuestra existencia y debemos articular un proyecto político que imponga como prioridad máxima la instauración de un Estado Aragonés, con su propia Constitución republicana, que impulse las políticas necesarias para salir de la crisis con un camino libre e independiente de la oligarquía financiera establecida en el Reino de España.
Hoy más que nunca, el futuro de Aragón depende de la conciencia nacional de quienes se dicen aragonesistas.
Menos consumo y más calidad de vida
Por Andres Castro - Cheneral-Autualidá - 4/Ene/2010
La recesión económica anunciada en el 2008, y declarada en el 2009, no va a ceder en el 2010. Y el paro, el principal efecto pernicioso de la crisis, sigue en aumento en los países más desarrollados. La lluvia de millones que los gobiernos han concedido a los organismos financieros y a los planes de empleo locales, son parches que han solucionados aspectos concretos como dotar de liquidez (cash) al sistema, sobre todo a los consejos de administración de los bancos y afortunadamente a las familias también, pero que no ha logrado frenar la crisis. Hace tiempo que los gobiernos perdieron la capacidad de influir decisivamente en el capitalismo, por ejemplo, nacionalizando la banca o tomar el control de los servicios básicos o incluso de ciertas industrias clave.
Se comenta en los mentideros económicos que, ante el miedo de que la situación empeore, hay economías familiares que lo hacen (eso habría que verlo), y que eso hace crecer la tendencia recesiva de a menos consumo, menos producción y por tanta menos inversión. ¡Hay, que tiempos aquellos en que había créditos al consumo hasta para comprara una tostadora!. Está claro que falta el lubricante que ha movido a la economía capitalista de principio de siglo, el dinero corriente, fluyente y “emergente”, los bancos ya no “lo regalan” y “papá Estado” que una vez te regaló 400 €, ahora te los va a quitar y además con intereses. ¡Si llego a saber que eran un préstamo envenenado, no los cojo!, deben pensar muchos.
Los gobiernos con sus programas de ayudas millonarias en efectivo para el mantenimiento de la estructura y el funcionamiento del capitalismo actual, lo que han conseguido es aumentar peligrosamente el endeudamiento público, sin alcanzar el objetivo buscado. Si tú metes dinero contante y sonante en el sistema como hace el Estado lo único que consigues es subir los precios, por lo que el principal mecanismo para la reactivación económica, precios bajos e innovación tecnológica, queda bloqueado. Esto es lo que pasó con el mercado inmobiliario y lo que pasará en el del automóvil subvencionado. Se dejó la promoción pública de vivienda como testimonial y se insufló dinero en el mercado privado de vivienda con ayudas y subvenciones que aumentaron el beneficio de los promotores. La vivienda cara atrajo capitales especulativos. El resto de la historia ya la conocemos. Con la subvención a la compra de coches lo que se consigue es que se vendan y se fabriquen los mismos artilugios automotrices de alto coste medioambiental y la industria no apueste por una renovación tecnológica que implique la total o parcial supresión de los combustibles fósiles. Claro está que todo lo que implique que el Estado proporcione directamente vivienda o tome el control de servicios rentables transferidos a la iniciativa capitalista o se meta en las decisiones de las empresas entra en el rango de la abominación más absoluta para el orden capitalista.
Pero es importante entender además, que el problema no parte solamente de los excesos financieros. Una causa de esta crisis de crecimiento de la economía productiva, es el encarecimiento y la escasez de materias primas y el agotamiento de los recursos naturales, que el capitalismo ha estado expoliando y malgastando las últimas décadas. El sistema capitalista de producción y consumo sólo se podía sostener mientras sólo estuviera al alcance de algunos millones de europeos occidentales, junto con otros varios millones de norteamericanos y canadienses, algunos japoneses, australianos y sudafricanos, dejando fuera de los beneficios del sistema al resto de la Humanidad. Hoy hay muchos (cientos o miles de millones) que quieren acceder al consumo de toda clase de aparatos ineficientes, a repostar el vehículo o a tener contador de luz y de gas. Economías enteras como la de China o la de los Estados Unidos volcadas en un modelo consumo irracional de energías no renovables del que no piensan abdicar.
Paradójicamente, la crisis a conseguido algún éxito beneficioso, sin proponérselo. La quema de combustibles fósiles se ha reducido, aunque temporalmente. Lo que puede pasar es que cuando la economía capitalista se recupere, se volverá al régimen de consumo anterior y una gran cantidad de recursos se volverán realmente escasos: del petróleo dicen que queda para 20 años, otros combustibles fósiles son más abundantes, pero su consumo implicaría graves consecuencias medioambientales, las materias primas para la industria, los fertilizantes para la agricultura, las tierras cultivables, etc. Todo se agota. La conclusión es que no se puede crecer indefinidamente en un planeta de recursos finitos.
El modelo de crecimiento capitalista, sus sistemas productivos y consumistas están llevando al agotamiento del planeta, todos los países están implicados por esa interconectividad comercial, productivo y financiera del capitalismo actual. Aquella globalización que tan bien nos pintaban desde los círculos económicos, los profesores de economía de algunas reputadas universidades del primer mundo, financiados desde la iniciativa privada, ha revelado su autentico aspecto: el problema global al que el capitalismo ha sumido no sólo a la Humanidad sino al mismísimo planeta a su destrucción.
Estado Aragonés ante la crisis
Por Estau Aragones - Cheneral-Autualidá - 18/Sep/2009
Al hilo del Debate sobre el estado general de Aragón, la Gestora Nacional de Estado Aragonés -partido independentista, republicano y de izquierdas- declara que el primer problema que hoy sufre el Pueblo Aragonés es la llamada crisis financiera y sus consecuencias sociales, económicas.
Es necesario que el Gobierno de Aragón actúe para paliar esas nefastas consecuencias, pero también para atajar las causas.Entre las consecuencias de la crisis en Aragón es el número creciente de parados de larga duración que consumen prestación y subsidio de desempleo. Consideramos urgente que el Gobierno de Aragón implemente un subsidio, mínimo e inembargable, para todos los aragoneses que se encuentren en esta situación. Sin límite de fecha en la que entraron en esa situación de desamparo. Los únicos requisitos, pues, serían para recibir el citado subsidio ostentar la vecindad civil aragonesa, residir en Aragón, haber percibido el subsidio de desempleo y no recibir ninguna otra ayuda de alguna otra administración. La cuantía podría ser perfectamente de 420 €. Es lamentable que muchos extranjeros se encuentren en esta situación en Aragón, pero las limitadas competencias de nuestro gobierno autonómico imponen que afrontar esas situaciones no pueda ser su responsabilidad.
Respecto de las causas de la crisis, el Gobierno de Aragón debe tomar una decidida posición intervencionista en la economía, abandonando inversiones en sectores marginales de la economía (Aragón, Gran Scala, Expo 2014 …) y entrando en sectores realmente estratégicos: energía, trasporte, agricultura … El origen de la crisis está en la acción descontrolada del mercado y por ello la solución y prevención de futuras crisis ha de pasar por la intervención de los gobiernos.
Somos plenamente conscientes de que la falta de soberanía de Aragón limita sobremanera la posibilidad de actuación de nuestro gobierno, pero ello no debe ser óbice para que pueda actuar en la dirección correcta, aunque precisamente por ello, un auténtico gobierno patriótico aragonés debería recordar que sólo la recuperación de nuestra soberanía como Pueblo puede poner en sus manos las herramientas necesarias para afrontar los problemas de los ciudadanos y ciudadanas aragoneses.
Zaragoza, 15 de setiembre de 2009
Gestora Nacional de Estado Aragonés
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